martes, 30 de marzo de 2010

EL PERFIL DEL FUTURO ABOGADO



Mucho se ha discutido respecto del número de abogados que están jurando en este momento en nuestro país y por supuesto también de la gran cantidad de estudiantes que hay en las distintas facultades de Derecho. Lo que quiero plantear en este escrito, e invitar a reflexionar, tiene que ver con discutir otro punto: la calidad. ¿Qué idea de la profesión tenemos y cuál es nuestro accionar como estudiantes pensando en llegar a ser profesionales algún día?

El primer tópico que quiero invitar a reflexionar es lo que podría denominarse "perfil culto-académico". Me llama la atención que existan estudiantes de esta carrera que parecen no estar ubicados en el mundo en que vivimos. No reflexionan sobre los problemas que padece su entorno, no votan, no tienen una cultura cívica mínima. No vamos a descubrir ahora que el Derecho, las leyes, son reflejo y producto de la realidad social, cultural, política y económica de un país en un determinado momento histórico. Ergo, es menester que un futuro abogado entienda bastante bien los fenómenos que afectan al país y al mundo en que habitamos con el objeto de desempeñar mejor la profesión, para la práctica, no para lucir socarronamente los conocimientos que se tienen.

Relacionado con lo expresado anteriormente, podemos agregar el tema de la expresión oral, el uso del lenguaje. Son preocupantes los bajos niveles de comprensión lectora, las malas redacciones, las horribles faltas de ortografía. No podemos pretender que los estudiantes de Derecho por el sólo hecho de serlo se transformen poco menos que en catedráticos de la RAE, pero en una profesión donde nunca se deja de leer (y por ende de interpretar), y donde se deben redactar importantes documentos (y a diario), no es un tema para dejar pasar. Claro, muchos no tienen la culpa, son las carencias que deja el deficiente y endogámico sistema educacional imperante. Lo que cabe preguntarse es quien asume este problema, cual es la labor de las universidades y en este punto especial, de las facultades de Derecho para sobrellevar esta carga, considerando que depende de estas la admisión de los alumnos, teniendo en consideración sus puntajes en la PSU (que es un mal índice, pero el único) y asumiendo las debilidades en ciertas áreas del aprendizaje. Discusiones más, discusiones menos, se requiere una solución rápida al respecto si no queremos tener una generación de abogados que no sepan interpretar normas, que no sean capaces siquiera de redactar una demanda. No podemos perder de vista que quienes sufrirían las consecuencias de estas fallas son personas que necesitan tutela jurídica, defensa, que regirán sus conductas bajo algunas directrices de la ley.

Dejo planteada esta idea. Algunos estarán de acuerdo con lo expresado, otros no. Y de eso se trata, de ponerse a pensar sobre cosas cotidianas, sobre el futuro, sobre lo que queremos y lo que no queremos. Así se puede avanzar.



Ariel Cuevas,
Miembro GC.

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